Columnista invitado: Jorge Stange

CRÓNICAS DE LAS PRIVATIZACIONES

Si se quiere juzgar algo no se debe hacer lo siguiente:
¿Es del Estado? Entonces debe ser bueno (o malo)
o
¿Es privado? Entonces debe ser malo (o bueno).

NO, NO y NO.
Las cosas son buenas o malas de por sí o, mejor dicho por otros motivos.
¿Cómo se debe juzgar?
1. Se debe hacer una lista desapasionada y bien calimestrada (sin fiulsos) de condiciones que realmente permitan medir o apreciar objetivamente lo que se quiere analizar y por cuestiones que no son secundarias (contemplando todos los aspectos, por supuesto, a los más significativos se les debe dar más peso y a los menos significativos menos, etc.).
2. Se mide o estima de manera objetiva qué grado de cumplimiento tiene para con cada elemento de la lista el servicio, producto, hecho o cosa a juzgar
3. Se califica con ella objetiva y fundamentadamente lo que se quiere analizar (y se verifica contrastándolo con la realidad).
4. Se debe tener mucho cuidado en no tergiversar, ni la lista ni la estimación, con lo que se siente o cree (es que todos somos humanos y el corazoncito o la ideología generan muchas tergiversaciones a la hora de juzgar -a la hora de interesarse por algo, en cambio, el corazoncito es muy importante-)
5. Luego se averigua si su dirección es privada o del Estado
6. Y ENTONCES, RECIÉN ENTONCES, se le pone o no un puntito a esa forma de dirigir.

- ¡Usted es un complicado! ¿No hay algo más sencillo?
- Y sí: primero decido qué es lo que más me gusta y después me pongo a buscar argumentos para vender a los demás lo que quiero.

- No entiendo muy bien: ¿me puede dar un ejemplo?
- Como no:
"Compre crema NILDA es la que la hace más linda
Única con T.PIRIFLENSIS NUTILENSIS
Hecha con procustos naturales
LA MAS VENDIIIDAAAA AAA AAA aaa aaa ... ... !!!
(todo acompañado de una musiquita que... bueno, con una musiquita... tugestiva)"

- Ya salgo a comprarla, no me van a dejar afuera. ¡Es la única con Té Cuchifaisis! Por algo será la más vendida
- No, no, espere, era sólo el ejemplo que usted me pidió.

- Ahh ya, ya entendí. ¿Y nadie pregunta por qué hace más linda, para qué sirve el Té Cuchifaisis, qué proporción se necesita de eso, si las otras cremas no se hacen también con procustos naturales, para qué sirven los procustos naturales u otras cosas?
- En general no, en una sociedad traspasada e impregnada por el marketing, donde para crear estas Goebbels-adas se dedican ingentes y enormes recursos (y cada vez más ingentes y enormes), la gente ya no se da cuenta y se traga casi todo.

- Bueno, pero algunos no estarán contaminados y algo dirán.
- Sí, algunos hay, pero son los que tienen neuronas descalimestradas, que se entusiasman con los juncos, leen a Darwin, a Galileo y otros pervertidos prohibidos.

- Bueno, pero con esos igual hay que hacer algo.
- Sí, simplemente se los acusa de TOTALITARIOS, o subversivos o de otros Cuchifais (que tengan un nombre que suene tremebundo para que los otros se asusten y los aíslen). Por supuesto, se hace sólo con la buena intención de advertirles a ellos que no se les ocurra ir por el sendero tortuoso y plagado de espinas y para que los otros no se dejen engañar

Pero no hay que preocuparse mucho, en general se hace 'alvesrre': antes de emitir algún juicio, se trata de averiguar si la señorita trabaja en el Estado o en una empresa privada, y apenas uno se entera empieza el trabajito marketinero o ideológico ¡Viste que culito tiene! ¡Jahhh y cooomo cooocinaaa! ¡Es muy eficiente! etc. etc. (o a la inversa según sea el caso).

La deformación se cuela tanto que si una persona va a un restaurant, le gusta la comida, pide que feliciten al cocinero y le contestan que es una cocinera, inmediatamente dice: ¡qué simpática debe ser! (y piensa ¡que culito debe tener!). En fin se mezcla cualquier cosa que al otro interlocutor le pueda resultar buena o convincente --si es cierto o no, realmente no importa--. Lo esencial, POR SUPUESTO, ni se menciona.

Así fue como los ferrocarriles eran privados y extranjeros, andaban (supongo) razonablemente bien aunque tenían material algo obsoleto. Se nacionalizaron (pagándolos, tengo entendido, un precio alto, pero bueno, sus dueños no eran de Crampuchea Interior sino del Imperio Británico, y hay tipos que tienen mucho poder, no les molesta usarlo -al contrario- y el trato con ellos es difícil -para ponerlo en términos fáciles-).

Y los ferrocarriles fueron argentinos, lo que no me parece mal desde varios puntos de vista, pero, justamente por eso, se los debió dirigir correctamente. Pero siguieron pendiente abajo (hay que reconocer que muchos colaboraron hundiéndolos un poco o bastante más; como por ejemplo el Narigón, El Capitán Ingeniero Invierno, los mil-y-tares, y toda una pléyade de privatistas –a los que paradójica o parajódicamente se les daba una importante ingerencia en la dirección, es como si se pusiera a los funebreros a dirigir un hospital ¿nocherto?-. Entonces, los responsables de dirigir correctamente la empresa lograron su objetivo y se aliaron con el lucro privado (quizás también para lucrar un poco ellos, porque sino los iban a acusar de estúpidos latinoamericanos y ya sabemos que los que lucran no son estúpidos) y ¿qué resolvieron?, PRIVATIZARLOS (de una forma particular que no viene al caso).

Y así fue cómo volvieron a ser dirigidos por privados.

- Ahh claro, ¡entonces sí que empezaron a andar mejor!!
- NO, siguieron barranca abajo. Y esta onda de la privatización y consecuente continuación de la barranca abajo se hizo con casi todo.

- Bueno, pero por lo menos ahora que estaba todo privatizado no habría pérdidas y las finanzas públicas y privadas debían estar florecientes.
- NO, tampoco. En primer lugar se los subsidió con cantidades iguales a las que antes se decía que eran "pérdidas ingentes" y que ahora pasaron a ser "ayudas importantísimas" para permitir el despegue necesario de la eficiencia privada. Para que el lucro privado pudiera seguir cumpliendo su benéfica labor, hubo que endeudarse hasta ... hasta ... ahí, para mantener el dólar al precio que le convenía al lucro privado y éste pudiera seguir lucrando (y claro, sino el carissime et nunquam bene laudator capital privado se iba a ir y ¡qué podría llegar a pasar con nosotros los pobrecitos argentinos!).

-Bueno, pero el Estado, librado del peso elefantiásico del mantenimiento de aquello en lo que no es eficiente y que es mejor que administre el lucro privado, tuvo las manos libres para dedicarse a su función específica, entonces la justicia, la educación, la salud pública y todo aquello que buenamente debe pertenecer al Estado (porque es muy difícil lucrar con ello, ¿no?) debían estar en su máximo esplendor.
- NO, tampoco. Nunca estuvo tan abandonado ni en una crisis tan importante, ni siquiera en la época de la oligarquía vacuna que era socia del Imperio Británico y de sus ferrocarriles. Es que en ese momento, todos los recursos del Estado se dirigían a mantener las condiciones que requería el lucro privado, por lo que mucho no quedaba.

-Pero ... buenoooo, no entiendo bien ... ... ... ¿cómo se pudo mantener eso?
-NO, no se mantuvo, ¡SE ARMÓ UNA PODRIDA! (igual que en el resto de los países latinoamericanos donde se aplicó la misma política "neo-liberal" proimperialista, creo que cayeron algo así como 7 presidentes por los resultados producidos por aplicarla o mantenerla).

- Qué experiencia interesante para sacar conclusiones ¿no?, deben haber abandonado esas ideas que la experiencia dice que no sirven.
- Bueno, no fue así. Me explico:
a) Algunos, que son cínicos y tienen intereses económicos en el asunto o complicidad con lo que se hizo, siguen diciendo que el problema es que no se mantuvo firme el timón, se perdió tiempo, se titubeó, y que, para haber obtenido resultados mejores, se deberían haber mantenido implacablemente las políticas. Igual los resultados fueron espectaculares ¡¡Hurra!! ¡Hurra!! y, en parte, tienen razón, ¿de qué otra forma hubieran podido enriquecerse en tan poco tiempo?
b) Otros, que están imbuidos del dogma fundamentalista del lucro privado (por gracia divina de Alá Teatcher y su hermano San Pío Reagan), pueden aceptar cualquier cosa menos que le toquen los dogmas religiosos (¿dónde se vio que al primer traspié -o al segundo o al tercero o al cuarto o... ¡ohhh!- se abandonen los dogmas? ¡eso es para los hombres de poca fe!), así que en lo esencial creen que se obró correctamente, sí hubo alguna mala implementación, algún loquito que no tenía experiencia, que no supo, no pudo o no quiso hacer lo que correspondía para la gloria eterna del lucro privado, allá él -o Alá Él-, pero no conseguirá con sus debilidades embarrar lo esencial y puro de las ideas inmaculadas.
c) una variante de los fundamentalistas del caso anterior lo constituyen los que creen, resumiendo, que no se les puede dar perlas a los chanchos (es decir: los latinoamericanos son chanchos y estúpidos, no sirve darle las perlas del lucro, las van a desperdiciar), por eso las cosas no anduvieron, es culpa de la gente (lo mismo que el sistema feudal, estaba imbuido de las Santas Ideas de la Conmiseración Cristiana, así que si hubo que reemplazarlo por otro sistema debe haber sido porque la gente no servía, no porque no era justo y puro).
d) otra variante es la que le escuché decir en su programa a Mariano Grondona, un consecuente defensor de los Comunicados: parapapán pan chincha, parapapán pan chincha, Comunicaaado de las FUEEERZAS ARMAADAS DE LA NACIÓN (no se referían al diario ‘La Nación’ sino a nosotros que constituimos la Nación, pero quizás me equivoque, porque con su accionar se parecían más a Las Fuerzas Armadas de ‘La Nación’ que de la Nación, y hoy, por ejemplo, el diario es más jodido que algunos sectores de las Fueeerzas Armaadas), parapapán pan chincha, parapapán pan chincha NÚMEROOO CIENTOUUNO (¡y vaya que lo sentíamos!). Qué dijo Don Grondona (importante dirigente de la AFA -Asociación de Fuerzas Anticientíficas-): “Argentina estuvo de fiesta, hubo despilfarro, bueno, ahora hay que pagar los platos rotos y los gastos de la fiesta” (por si alguien no lo recuerda, Don Ilustre Grondona -el que dice ser periodista independiente, aunque todavía no aclaró independiente de qué- es el autor del Comunicado 101, joven funcionario de la dictadura de aquél entonces, lo que no quiere decir que no pueda tener razón)

- A mí me duele todo, no entiendo eso de la fiesta en Argentina ¿dónde fue?
- Bueno, sí hubo una fiesta Y DE DISFRACES, con orgía y todo (aunque para la orgía había que tener invitaciones VIP). Hubo muchos disfraces. Algunos se disfrazaron de NERÓN, otros de SALVADOR DEL PUEBLO -el disfraz de SALVADOR DE LA PATRIA ya estaba un poco descolorido y hubo que indultarlo-, muchos de FUNCIONARIO DESARROLLADOR DEL LUCRO PRIVADO, algunos de EMPRESARIOS DEL LUCRO –estaban muy bien disfrazados, casi diría MACRIstralmente--, éstos “empresarios” parece que figuraron como los que pagaron los disfraces de los anteriores (previo pase mágico por el bolsillo de los que trabajan).

- ¿Y a vos te invitaron?
- No, pero me disfracé de mozo y me colé. Y así sirviendo una cosita y otra cosita, me las rebusqué. Tuve que laburar pero comí y tomé, no estaba para nada feo y no me quejo.

- ¡Qué lástima, yo no me enteré!
- Disculpáme, yo te vi ahí
- ¿A mí? ¡Pero si yo no tenía ni un mango para comprarme un disfraz!

- Vos no te disfrazaste, a vos TE disfrazaron.
- ¿A mí? ¿De qué?

- Te disfrazaron DE CULO, Simplicio, DE CULO, ¿por qué creés que te duele todo?

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