Estaban ahí, también: Pipo Lernoud, Hernán Pujó.
Estaban también Tanguito y Miguel Abuelo, Rafael López Sanchez, Javier Arroyuelo, Pedro Pujó. ¡Estaba la barra de Flores, convertida al credo del amor y la paz!
Era un sueño de libertad, de humildad, de sencillez, en medio del delirio de esclavitud, de omnipotencia, de petulancia, que impuso la Civilización a los pueblos.
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